Decidí cambiar el médico que me controlaba, porque en los casi tres años que me vio jamás me hizo un examen físico (ni siquiera el mínimo examen para ver si tenía candidiasis bucal).
El nuevo doctor, bastante más joven que el anterior, al ver en mi ficha médica que yo estaba con la misma terapia (Stocrin y Combivir) hace más de 10 años, me propuso cambiar a Kivexa y Combivir argumentando que esto evitaría el desarrollo de lipodistrofia (pérdida de masa muscular especialemente en el rostro, glúteos y extremidades). Sin embargo aclaró que todo dependía del resultado que arrojara un exámen específico llamado "HLA B*5701" que mide el riesgo de reacción negativa al Abacavir.
Como yo, ya había tenido que hacerme un relleno facial (cuyo valor es bastante elevado), debido a la lipodistrofia hace un par de años; me pareció una buena idea.
Al mes siguiente, fui a un nuevo control. El resultado negativo del examen "HLA B*5701" implicaba que mi organismo era apto para el cambio de terapia mencionado. Ese mismo día, la químico farmaceutica del hospital me explicó con detalles que en el fondo el único cambio que se introduciría en mi triterapia era el reemplazo de AZT por ABACAVIR ya que los estudios demostraban que precisamente el azt es el causante de la lipodistrofia. Además este cambio de medicamentos, implicaba que solo debía tomarlos una solo vez al día.
Empecé a ingerir la nueva terapia, rogando que esto no trajera algun efecto negativo en mi organismo. Pues es sabido que un cambio de triterapia implica que el organismo debe adecuarse a las nuevas drogas y esto a la vez conlleva efectos secundarios.
No pasaron 24 horas, y empecé a sentir malestar en el pecho. Me dio la sensación que el corazon me latía con más fuerza, de distinta manera a lo que yo estaba acostumbrado a experimentar. Traté de calmarme, pensando que seguramente se debía a que mi organismo recién se estaba adaptando al cambio de terapia.
Pero este efecto secundario desagradable, no solo me preocupó si no que me alarmó. Dos veces desperté de madrugada con un fuerte malestar al pecho y sintiendo que el corazon me latía con demasiada fuerza.
Busqué información en internet:
"El abacavir puede causar efectos secundarios graves, potencialmente mortales. Comuníquese inmediatamente con su médico si nota alguno de estos síntomas: reacciones alérgicas, acidosis láctica (acumulación de ácido en la sangre), trastornos del hígado y FRECUENCIA CARDÍACA RÁPIDA O IRREGULAR."
No había duda, el Abacavir me estaba haciendo mal. A los 20 días de haber iniciado la nueva terapia, fui donde el médico y le expliqué como me estaba afectando el abacavir. Me escuchó, pero...argumentó que solo era la adecuación natural del organismo a la nueva droga y que para mi tranquilidad me iba a solicitar un electrocardiograma. Le dije que me negaba a continuar con abacavir y que le solicitaba regresar a mi triterapia con el Strocrin y Combivir ya que mi calidad de vida se había deteriorado en casi un 50%.
Estuvo de acuerdo y me hizo la prescripción correspondiente, agregando la orden para realizarme el electrocardiograma. Ese mismo día, fui a una clínica particular y me hice el electrocardiograma...que confirmó mis aprensiones...el examen demostró un "hemibloqueo anterior izquierdo" en el corazon.
A las 78 horas de haber regresado a mi triterapia de siempre, se terminaron mis problemas, el corazon volvió a latir como lo ha hecho siempre y yo nuevamente estoy disfrutando cada día de vida.
Este episodio, me hizo inferir que el médico de mayor experiencia y edad (al que yo deseché) es más sabio en el tratamiento de esta enfermedad y por eso NUNCA me insinuó un cambio de triterapia. Cuando lo vea en el hospital, le voy a contar mi experiencia y también le daré las gracias.
Justo por esos días, en que yo estaba recabando información acerca de los efectos secundarios de las Triterapias, me encontré con este caso dramático de Herman Young que vive en USA:
Diagnosticado el 2004, le dijeron que inciara su tratamiento con ATRIPLA (efavirenz, emtricitabine, y tenofovir) que se toma una vez al día y en una sola dosis. A los nueve meses sus niveles de colesterol había subido peligrosamente, por lo que le agregaron LOVASTATIN para disminuír el colesterol. A los 12 días de haber estado tomando ambas pastillas, su hígado colapsó y quedó en lista de espera para un transplante...que para su fortuna pudo realizarse con rapidéz el 25 de febrero del 2008 al encontrar un donante compatible.
Haz clic aquí para leer la historia completa de HERMAN YOUNG
Me pregunto, en nuestros países sudamericanos una falla al hígado significaría sencillamente una SENTENCIA DE MUERTE porque los recursos jamás se igualarán a los de un país desarrollado.
Por eso, me permito recordar a los amigos/as que sean portadores del virus como yo, que somos nosotros los principales encargados de vigilar y controlar nuestro estado de salud. Y a no dudar de plantear las inquietudes a los médicos tratantes, porque ellos tienen la teoría de lo que esta enfermedad es, pero nosotros somos los que convivimos con ella y por lo tanto estamos en posesión de los verdaderos efectos que las drogas provocan en nuestro organismo.
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